Ser dueño de tu propia mierda.

El día a día comercial es exigente, y más si queremos llevar nuestro trabajo diario encaminado a la excelencia y a un 10 en la experiencia cliente.

Nos lleva a un conjunto de acciones, reuniones y compromisos que nos obligan a sacar lo mejor de nosotros mismos, a estar al 100% en todas y en cada una de esas acciones, y eso hace que como personas, a veces nos veamos superados, perdiendo el liderazgo sobre el cliente, perdiendo su confianza, y saliendo de la vía de la tensión, en la cual hemos de vivir,  a la del estrés.

En el momento que dejamos de cumplir los compromisos adquiridos, comienza el fin, y lo que se denomina «el llenado de la bolsa de mierda», un concepto comercial que aprendí hace muchos años y hoy en día sigo enseñando a mis equipos comerciales.

La teoría de la bolsa de mierda, consiste en que un comercial ( o jefe de ventas, directivo…) empieza cada día con una bolsa de basura vacía en la espalda, y que a medida que avanza el día, esa bolsa va llenándose de mierda , «no» continuos de clientes, sea en prospección o posibles ventas, broncas de los superiores, malas reuniones sin sacar resultados esperados, ordenadores que no funcionan y no poder reportar..etc.) y se llena lo suficiente hasta que explotamos, y entendemos por explotar como el desánimo que nos vence, la bajada de brazos, el todo me sale mal….

Y aquí es dónde hemos de sentarnos delante de esa bolsa de basura llena de mierda, abrirla y empezar a clarificar como se ha llenado, en que momento y que y como podría haber hecho diferente para que no se llenara.

Lo primero sin duda es asumir que me pertenece, que esa basura es mía, que esa mierda la he creado yo, y se ha debido por diferentes acciones:

– Temer al «no».No estar preparado a que un tanto por ciento muy elevado de nuestra gestión diaria es la tolerancia al «no» constante por parte del cliente.

-No cumplir con plazos o compromisos con clientes.La base de ganar confianza con el cliente se trata en cumplir estrictamente los acuerdos que hayamos asumido con ellos, el no cumplirlos nos provocará esa perdida de confianza, y estrés.

– No preparar adecuadamente mi día.Verme azotado por lo urgente e importante, no tener un plan, no asumir prioridades, no saber delegar, sensación de ahogo. Todo viene dado por la falta de planificación.

-No llegar a mis objetivos diarios, quizás por ponernos altas expectativas, o por una perdida de foco clara.

-Sufrir reveses en conversaciones o reuniones, no somos infalibles, y encontraremos gente que sepa negociar mejor que nosotros, la bolsa se llenara en el momento que no somos capaces de reflexionar sobre la reunión o conversación en la que no hayamos conseguido nuestro objetivo, en el momento que no decidimos hacer cosas diferentes.

Una vez tenemos claro y hemos apuntado en un papel los porqués, hemos de empezar a trabajar en la solución y el desarrollo de diferentes acciones para que no se vuelvan a repetir, o se hagan en menor medida.

Este ha de convertirse en el decálogo de nuestro siguiente día, y en especial ha de ayudarnos a vaciar esa bolsa, que como norma primordial ha de ser vaciada antes de terminar la jornada y de llegar a casa.En nuestra agenda del día siguiente no puede estar pendiente ninguna reunión o llamada que nos produzca estrés o no hayamos podido solucionar en ese día. Recordemos que el estrés se produce por la cosas que no haces, por las que te dan miedo hacer, por las que no encuentras solución, no por la cantidad de cosas que tengas que hacer.

La mierda es mía, yo lleno la bolsa,he de saber como vaciarla y de mí depende.

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